Una actuación fenomenal de Ahmet Uğurlu quien ya posee una cara con la que puede ganar un premio simplemente mirando fijo a cámara, pero que en esta oportunidad desarrolla tan perfectamente lo suyo que nos da a creer que quizás es realmente un ciruja de Estambul reclutado al estilo Carlos Sorín para esta peli (pero no lo es, ver la austroturca Geboren in Absurdistan por ejemplo para convencerse de que se trata de un –gran- actor).
Esta pequeña joya maestra, que solamente decae en la recurrencia a los chutes de heroína de la co-protagonista, nos presenta magníficamente la realidad más cruda del barrio portuario de Estambul y la de su más desafortunado habitante, al lado del cual los demás pobres diablos parecen estar hasta bien. Pero lejos de ser una mera descripción realista de la vida de un hombre que roba autos solamente para poder prenderles la calefacción y no morir de frío por las noches, la película de repente toma una derivación simbólica fuerte como pocas veces se ve, con la relación que se establece entre el protagonista y los pavos reales de la fortaleza de Rumeli Hirsari, donde él tiene la entrada prohibida simplemente por ser pobre.
Calificación: 9,5 jorgitos. Un “must” total.
1 comentario:
Recién termino de verla: me encantó!!!!
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