Llamada "Times and winds" en el Bafici, Beş vakit es una hermosa pintura con movimiento en algún pueblito de montaña en la lejana Anatolia. Disfrutable por la frescura de los chicos que actúan y por la increíble fotografía que proporciona un deleite visual imperfectible, en parte por las maravillas naturales, pero también por la cámara siempre inteligente para componer los cuadros de modo muy logrado. Siendo una película casi sin argumento, resulta tan digerible que puede recomendársele “a todo público”. Domina la peli el contraste entre la dinámica de sensaciones entre los más chicos, y la vida de los mayores que parecen haberlas perdido. Los chicos, desde una infancia ya cargada de trabajo y de durezas varias, expresan todo su disconformismo desde el poco margen que para ello les deja la vida de pueblo, donde por cualquier pequeña rebeldía se pueden ganar algún azote, que ningún padre duda en propinar.
Reha Erdem encadena una sucesión de escenas que engloban desde graves problemas hasta pequeñas tragedias para el corazón de un chico (presentadas con la perspicacia con que también Nuri Bilge Ceylan nos sabe compenetrar con los anhelos o miedos de un niño), y más allá de las diferencias culturales, religiosas, y demases, la película nos entra directa y perfectamente.
Le damos: 7,5 Jorgitos
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