Si bien la peli pone énfasis en la inocencia del protagonista -perejil total, operario textil apolítico cuasi fronterizo- y describe terriblemente su cautiverio (mucha venda, picana y golpes, al estilo “La noche de los lápices” si quieren saber qué nivel de violencia tienen que soportar ver), el mensaje por momentos parece ser ‘agarraban a gente que no tenía nada que ver’, más que ‘torturaban gente en vez de llevarla a juicio’.La escena final igualmente está muuuy bien y le roba un aplauso a Bretch desde la tumba.
Por suerte, la película no termina en la liberación del detenido, sino que nos deja con él para adentrarnos en las secuelas psíquicas y sociales que permanecen con él en su “regreso a casa”... ¿Qué falla en la peli? Quizás el protagonista. Memet Ali Alabora es un caso bastante particular: galán que derrite a toda turca, con ojos tarkanosos pero con un notable apego a los postres, alcanza para estar bien en Maskeli Beşler pero un papel como el de esta peli parece caerle demasiado grande y termina sobreactuando hasta dar la impresión de ser una madera pura. Aparte, la peli resulta muy estereotipada por momentos, con guión lineal y predecible. Con todo ello, no deja de ser una buena película, ni pierde valor como denuncia sobre esos años oscurísimos.
Le pusimos: 7,5 Jorgitos